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CBD y SARS-CoV-2. Síntesis de la evidencia disponible.

CBD y SARS-CoV-2. Síntesis de la evidencia disponible.


Son muchos los artículos que han circulado durante las últimas semanas sobre el supuesto potencial de la planta de cannabis o de algunos cannabinoides en el tratamiento o prevención del SARS-CoV-2. No obstante, también se han sugerido gran variedad de otros productos, desde el tabaco hasta la artemisia, pasando por el dióxido de cloro. La evidencia científica disponible para apoyar la mayor parte de estos tratamientos alternativos es más bien irrisoria, así como lo es también para muchos de los fármacos que todavía se están ensayando. Por tanto, tenemos que ser extremadamente cautelosos a la hora de tomar nuestras propias decisiones, y procurar que estas estén basadas en información fiable y veraz. En este escrito, se intentarán despejar posibles dudas y exponer el estado de la cuestión para el caso del cannabis y, concretamente, del cannabidiol o CBD.

¿Cómo funciona el SARS-CoV-2?


Los lectores y lectoras habrán oído infinitud de veces la “tormenta de citoquinas” y conceptos relacionados que causa este virus, por lo que nuestra intención no es hacer una exposición detallada de estos procesos patológicos, pero sí conviene hacer un repaso a algunos de los mecanismos básicos para contextualizar algunas de las informaciones que se expondrán más adelante. El curso de la infección por SARS-CoV-2 se ha clasificado en tres etapas distintas:


Etapa I: Podríamos llamar esta etapa como infección temprana. Tras acceder a nuestro organismo, el virus ataca principalmente las células epiteliales de nuestro sistema respiratorio a través de los receptores de la enzima convertidora de angiotensina (ACE-2). Pueden aparecer síntomas como fiebre, tos “seca”, cefalea y diarrea u otros trastornos gastrointestinales. En esta etapa, dependiendo de la gravedad, es cuando se plantea el uso de medicamentos antivirales.


Etapa II: En la segunda etapa es cuando nos encontramos con los síntomas propiamente pulmonares del SARS-CoV-2, los cuales limitan la capacidad respiratoria. Nuestro sistema inmune activa algunos mecanismos aparentemente funcionales de protección frente a infecciones, como la producción de citoquinas que promueven procesos inflamatorios. Además, se producen macrófagos, fibroblastos y otras células inmunitarias que se dirigen hacia el sitio de la infección. Estos procesos inflamatorios son funcionales hasta cierto punto, sin embargo, tal y como se ha observado en muchos pacientes graves, también pueden ocasionar otros problemas que amenazan incluso la vida del paciente. En esta etapa el uso de antivirales ya no está recomendado, y es necesario empezar tratamientos antiinflamatorios para reducir los posibles efectos perjudiciales de la inflamación.


Etapa III: En la última etapa de la infección, llamada “etapa de hiper-inflamación”, se produce una “filtración” hacia el resto del organismo de las citoquinas y células inmunitarias que estaban dirigidas, en un principio, al sitio de la infección. Esto es debido a una mayor permeabilidad vascular observada en este tipo de infecciones. De esta manera, cuando las citoquinas acceden al torrente sanguíneo debido a una mayor permeabilidad, llegan a otros órganos y sistemas provocando una respuesta inflamatoria generalizada que termina por producir una profusión de daños en tejidos y células de otros órganos, como el cerebro, el hígado o el riñón, llegando incluso a provocar un fallo multiorgánico. Es en esta etapa cuando se precisa el uso de ventiladores mecánicos y cuando también hay un mayor riesgo de sufrir complicaciones cardíacas letales.

¿Puede ayudar el CBD a prevenir o curar el SARS-CoV-2?


Existen algunas hipótesis que apoyan el uso de CBD como prevención de esta enfermedad. Esto es debido a que se ha observado una disminución de ACE-2 y otros receptores por los cuales, como hemos visto, parecen ser las principales puertas de entrada del virus hacia nuestro organismo.1 De esta manera, reduciendo el número de los mismos podría reducirse del mismo modo el riesgo de que terminemos infectados. Algunos autores sugieren el uso de CBD en pasta de dientes u otros productos de uso diario para lograr estos efectos. Sin embargo, este supuesto mecanismo de prevención ocurriría en una situación teórica lejos de la realidad de que podemos empezar a utilizar CBD cuando ya hemos sido expuestos a la infección. En tal caso, reducir la densidad de receptores ACE-2 no sería una buena idea, pues el mismo virus provoca esta reducción una vez infectado el organismo, lo que se ha asociado con mayores complicaciones pulmonares.2


Respecto a un posible tratamiento con CBD en una fase aguda de la infección, algunos autores han planteado esta posibilidad amparándose en los remarcables efectos antiinflamatorios del CBD, los cuales pueden resultar útiles en las etapas II y III. De hecho, en estudios animales, se ha observado que en otras patologías similares al SARS-CoV-2 el CBD es capaz de inhibir gran parte de las citoquinas pro-inflamatorias.3 Así pues, una posible aplicación del CBD, todavía por ensayar en contexto clínico, sería administrarlo en una fase temprana de la infección con la intención de prevenir la tormenta de citoquinas. Otra posible aplicación, según algunos autores, sería la administración de CBD a pacientes que ya hayan superado el SARS-CoV-2.4 Estos pacientes sufren a menudo algunas secuelas, sobre todo a nivel respiratorio, debido a la fibrosis pulmonar (la creación de cicatrices que endurecen los tejidos). Curiosamente, y de nuevo en estudios animales, el CBD parece reducir la fibrosis en modelos de asma, por lo que parece posible aplicarlo en el caso de personas que estén sufriendo este tipo de secuelas. En cualquiera de las aplicaciones, se ha recomendado realizar estudios con dosis que oscilen entre los 100 y los 300 mg de CBD diarios.


Genís Oña (MSc en Farmacología)

  1. Wang B, Kovalchuk A, Li D, Ilnytskyy Y, Kovalchuk I, Kovalchuk O. (2020). In search of preventative strategies: Novel anti-inflammatory high-CBD Cannabis sativa extracts modulate ACE2 expression in COVID-19 gateway tissues. Preprints. 2020040315 (doi: 10.20944/preprints202004.0315.v1.

  2. Silhol F, Sarlon G, Deharo JC, Vaïsse B. (2020). Downregulation of ACE2 induces overstimulation of the renin–angiotensin system in COVID-19: should we block the renin–angiotensin system? Hypertension Res. doi: 10.1038/s41440-020-0476-3.

  3. Ribeiro A, Almeida VI, Costola-de-Souza C, Ferraz-de-Paula V, Pinheiro ML, Vitoretti LB,et al. (2015). Cannabidiol improves lung function and inflammation in mice submitted to LPS induced acute lung injury. Immunopharmacol Immunotoxicol. 37(1):35-41.

  4. Esposito G, Pesce M, Seguella L, Sanseverino W, Lu J, Corpetti C, Sarnelli G. (2020). The potential of cannabidiol in the COVID-19 pandemic: A hypothesis letter. Br J Pharmacol. doi: 10.1111/bph.15157.

  5. dos Santos RG, Guimarães FS, Crippa JA, Hallak JEC, Rossi GN, Mendes J, Zuardi AW. (2020). Serious adverse effects of cannabidiol (CBD): A review of randomized controlled trials. Expert Opin Drug Metab Toxicol. 16(16):517-526.

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